jueves, 10 de septiembre de 2015

Bienvenidos a las calles de Nueva York

En 1986, Lem Ryan publicó en la mítica editorial Bruguera uno de sus mejores y más recordados bolsilibros. Sangre bajo la luna enfrentaba al detective privado Daniel Roerich con una extraordinaria banda de hombres-lobo, dentro de la serie Selección Terror.
La historia, deudora de filmes como Un hombre lobo americano, estuvo rodeada de una leyenda negra que todavía hoy se susurra en las tertulias ocultas de los grupos secretos de amantes de los bolsilibros de terror, la cual relataré a continuación...
En aquellos tiempos, era común la práctica de añadir una franja de tinta roja en un punto del perfil de las novelas, en la parte opuesta al lomo. Esto dejaba una marca característica que no todos los bolsilibros llevaban. Pues bien, Sangre bajo la luna tuvo que ser enviada hasta seis veces a imprenta, debido a que el mecanismo que impregnaba de tinte las páginas se estropeaba de forma inexplicable cada vez que tenía que soltar el chorro, dejando los ejemplares inservibles, cubiertos de una gruesa capa de pintura negra que parecía auténtica sangre.
Este contratiempo provocó que algunos empleados de la imprenta se negaran a trabajar en la impresión de aquella novela, que consideraban maldita, hasta que, tras la oportuna intervención del cardenal Agustín Márquez, que realizó una clásica ceremonia de exorcismo, se logró imprimir en condiciones. Se rumorea que varios operarios abandonaron sus puestos de trabajo en aquella época, dándose luego a la bebida.
Esto que acabo de relatar pudo haber ocurrido, o tal vez no. Lo cierto es que, para no insultar la inteligencia del lector, me veo obligado a confesar que me lo acabo de inventar. Pero lo que no me negarán es que Sangre bajo la luna es una extraordinaria muestra de lo que llegaron a dar de sí los bolsilibros antes de su trágica desaparición. Muchos nos preguntamos qué podría haber pasado si Lem Ryan hubiera podido continuar la saga más allá de donde se vio obligado a terminarla.
Bueno, tal vez lleguemos a averiguarlo pronto.

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